Antes de que pudiera poner mi mente en orden, la idea se me cruzó inconscientemente por la cabeza apenas me dijiste que te irías de vacaciones: "Me muero de ganas de acompañarte."
De nuevo había empezado a soñar con mucho viento, olor a sal y arena en el pelo. De nuevo ahí estabas vos conmigo, sonriente y agarrando mi mano en un viaje de ida que hasta entonces sólo podía ver en mi cabeza soñolienta. De nuevo nos veía a nosotros sentados y viendo las olas de lejos... siempre me despertaba en la misma escena.
Sin embargo, como siempre, no pude guardarme mis ganas en secreto durante mucho tiempo. No porque me haya animado sola a confesarte que tenía ganas de irme con vos, sino porque esa "intuición masculina" que tenés, esa especie de no sé qué que seguís usando para adivinar mis pensamientos cual brujo, hicieron que te enteraras de todo: "Estás así porque querés irte conmigo de vacaciones, ¿no?". No puedo explicar la vergüenza que sentí cuando supiste lo que me pasaba.
Ojalá que les toque días de mucho sol, no tanto calor, que puedas despejarte y que se diviertan mucho. Te vas mañana a la madrugada. Sólo van a ser unas muy mini-vacaciones. Un fin de semana de dos días... pero seguro dos días que voy a sentir muchísimo, pensándote un montón, como la última vez que te fuiste.
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