miércoles, 25 de noviembre de 2009

¿Tenés al menos la pálida idea?

A pesar de que algunas veces cuando estamos tristes no nos animamos a hablar, o no nos sale cómo decir las cosas justamente porque "no es el momento", hay otras a las cuales la tristeza le despierta todo tipo de inspiraciones.
Tal vez cuando están bien no les sale expresar lo que les pasa del todo -hablando de temas que estén relacionados con temas tan delicados como la tristeza, claro-, pero la tristeza es como esa guía que permite que todo te fluya, hace que te vayas por las ramas, permite que te desahogues de manera particular... a mí me está pasando eso.

Hace muchos meses yo era otra persona, lo juro. Sé que va a sonar muy común pero yo veía todo muy distinto hasta que conocí. Desde que apareciste en mi vida hiciste que nacieran en mí sentimientos que hacía mucho que no sentía... bah, mejor dicho, que nunca antes había sentido: Antes de conocerte lo único que sentí fue amor, sí, pero al final nunca fui correspondida; había sentido felicidad, pero sólo había pasado por un momento que creí que fue bueno y en el que sólo me dejé llevar por mis crédulos pensamientos...

Cuando te conocí todo fue distinto porque me hiciste dar un paso enorme muy precozmente. A pesar de todo el miedo, la inseguridad, y los recuerdos feos que tenía de tan solo unos meses pasados, el descubrirte hizo que me sintiera mejor conmigo (con vos).
A pesar de mi pasado, volviste a unir todos los pedacitos rotos y tapaste todos los agujeros sin dejar rastro... me volviste distinta, me convertiste en una chica menos conservada, y más extrovertida -todavía hay mucho por hacer-.

Te juro que no me alcanzan las palabras para describir todos los cambios postivos que cultivaste en mí... son tantas que me hiciste la más dependiente de Vos. Reconstruíste y recuperaste tantas cosas en mí que siento que sos el único sostén de mi Yo. Sos como la columna que sostiene el techo de una casa vieja, como el pedazo de tela en un pantalón remendado... te juro que te convertiste en mi vida, mi vida entera... y me desesperan y me llenan de impotencia los momentos en los que hay algún percance, aunque sea el más mínimo e insignificante... y el solo hecho de imaginar que pudiera pasarnos algo malo hace que mi corazón se acelere y mis ojos se llenen de lágrimas... soy tan tuya, te pertenezco tanto, estoy tan metida en lo que siento que no podría alejarme de vos, no me lo imagino. Sería como romperme de nuevo y en pedazos más chiquitos... sería como descoserme, desprender de un tirón todas las telas que me tapaban dejándome con las marcas de las agujas sangrándome para siempre. ¿Tenés alguna idea de lo que siento por vos?

Existirán muchas parejas que peleen tres veces al día, pero yo no podría aguantar siquiera una discusión pedorra una vez cada tanto. Ellas son como los "rasponcitos" que gastan las enmendaciones del pantalón, ¿entendés? y lo peor de todo es saber que aunque yo no lo busco, yo soy la que me caigo, y yo soy la qe me raspo. Necesito que siempre estés ahí, al lado mío para darme la mano, para abrazarme y nunca soltarme...

Nunca me voy a cansar de repetirte que sos lo más hermoso que me está pasando. Realmente me siento afortunada de saber que a pesar de todos mis rayes siempre andás con hilo y aguja para remendarme, je. Una aguja que no duele mientras pincha, sino que me da las sensaciones más lindas que nadie, pero te digo, NADIE, pudo provocar en mí, nunca.
No encuentro las palabras para agradecerte por tantas cosas, no puedo creer que seas tan parte de mí ni que esté tan feliz de haber entontrado a alguien como vos. Gracias por haber aparecido en mi vida y llenarla de cosas lindísimas y únicas, gracias por tu cariño, por tu amistad, por tus sonrisas, tus abrazos y tus palabras. Por tu compañía, por ser vos y no otra persona.

Nunca te alejes de mí porque sos todo lo que me forma.

Y decirte que TE AMO MÁS -no solo hoy, sino todos los días- es algo insignificante al lado de lo que siento por vos.
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1 comentario:

¿Lesbiana? dijo...

Cuando las palabras no alcanzan, es porque sentirlo es mejor. Y es una de las pocas veces en que se disfruta el silencio.