Hacía días estaba pensando en que el Jueves pasado sería 14 de Marzo. Había pensado en escribirte acá ese día, pero por alguna razón no me animé. No me salieron las palabras.
Extrañamente, además, tampoco me salió una lágrima. Creo que fue porque no caía, y traté de que aquél Jueves fuera como cualquier otro día de cualquier otra persona.
Sin embargo, después de tantos días de tranquilidad, ayer lloré otra vez. Ni siquiera lo había planeado... simplemente me recosté, pensé en lo que pienso siempre, y quebré en silencio, casi sin darme cuenta. Supongo que pasó en ese momento porque sigo sintiéndome temblar cada vez que me abrazás, el corazón se me derrite cada vez que me das la mano, y me emociono como una nena cuando puedo mirarte a los ojos... pero me da miedo demostrarte estas cosas, será por la vergüenza, no sé por qué. Entonces trato de que nunca lo notes -aunque la mayoría de las veces siempre te termines dando cuenta de todo-, y sólo logro sacar esos hermosos sentimientos afuera cada vez que estoy sola, emocionándome, extrañádote, y pensando en todas las cosas lindas que siempre quiero decirte... en que a cada momento siempre te amo un poquito más que antes. Pero siempre sola.
El tiempo pasa, la gente crece y sus prioridades cambian. Pero vos no te moviste de tu lugar, siempre te mantuviste ahí... y a pesar de todas las metas y proyectos que tengo, estar a tu lado siempre termina siendo lo más importante para mí.
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