Me gustan las ojeras de tus ojos de no dormir porque estás aprendiendo.
Me gusta tu pelo sin arreglar, porque tenés mejores cosas que hacer.
Me gusta que te quejes, porque demostrás que hablás por vos mismo.
Me gusta que te vistas como quieras, porque sabés que tenés el derecho de hacerlo.
Me gusta que luches por lo que considerás correcto porque no sos un domesticado.
Me gustás.
Y más, mucho más que el día que te vi por primera vez.
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