Hace dos años atrás a esta hora todavía era una chica distinta a la de hoy, y este día a la mañana me había despertado asustada, con una sensación rara en el pecho, una angustia que ya no daba ganas de llorar pero sí seguía tocando lo más profundo de mí.
- Liz, la fiesta se pasa a las diez de la noche. ¡Te espero!
Era raro, de verdad que lo era. A veces reconozco tener esa cosa de intuición y estaba segura de que en ese momento no era uno más del montón: Tenía la sensación casi segura de que algo iba a pasar esa noche...
"Liza, hace un montón que no lo ves, no te podría afectar tanto ahora, ya fue". Era el único razonamiento que me repetía cada vez que me venía la sensación rara mi pecho tremendamente latiente.
Y Él fue. Llegué y la razón de todo los llantos que duraron meses estaba ahí, frente a mí. La causa de mis últimas e inolvidables angustias me saludaba, me hablaba sonriente. De mi pecho antes procupado salió un gran suspiro de alivio al darme cuenta de que casi no me afectó verlo de nuevo...
Pasaban las horas, el hecho de que no haya visto a mis amigas por tanto tiempo hizo que disfrutara mucho más de la fiesta, no había motivo alguno para no hacerlo. Y entonces fue ahí cuando lo ví por primera vez.
En plena fiesta de disfraces atrajo mi mirada con su ambo de médico. Fue una vista de un segundo pero por alguna razón nunca dejé de espiarlo de reojo desde entonces. Había algo en esa persona que me atría, que no me dejaba de atrapar. Mi miedo de la mañana desapareció e incluso dejé de prestar atención a esa persona que nunca mereció mis lágrimas. Ahora la extraversión del médico me hacía tener ganas de hablarle, a cada rato pensaba en que sería agradable poder tener una conversación con él... no por gustarme físicamente sino porque realmente parecía ser buena persona y a pesar de que sabía que no me animaría a acercarme, hubiera sido lindo entablar algo. Hacer sociales.
¡Y menos mal que su extraversión fue lo que más me atrajo! Al poco tiempo de haber llegado noté que se sentó a mi lado y la charla comenzó, siguió por horas y al pasar los días el contacto se mantuvo hasta que me dí cuenta de que ÉL realmente me gustaba, que incluso lo quería, que me encariñé demasiado rápido, que no podía estar una hora entera sin saber de Él.
No puedo creer que ya hayan pasado dos años...
Amor, gracias por haberme encontrado (y lo sigo así porque como sabés bien, yo no me hubiera animado a acercarme) y por lograr que olvide todas las cosas feas que viví antes de que te conociera. De verdad tenía miedo de enamorarme de nuevo, pero me demostraste que estar al lado tuyo vale la pena. Marcaste un antes y un después en todo mi contexto, cambiaste mi forma de sentir, de ver las cosas. Realmente lo hiciste.
Te amo mucho más de lo que podría demostrarte.
4 comentarios:
Que hermoso!
Y son esas las personas que viene un dia simplemente...
Y ya nunca mas se van
Besos!
Volvíiii
Y sabés qué? Arruiné la cámara de mi hermana cuando me caí al arroyo u.u
un beso, muchacha!
Hermoso texto. Y, perdón, hermosa foto la del cuadrito de Facebook.
Le podés decir: "Me hacés bien"
ay sos como mucho muy tierna liza ♥. si querés agregame al msn betianatetti@hotmail.com besito linda ☺
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