Era una guerra constante entre mi corazón y la parte fría y calculadora de mi cabeza: "¿Realmente funcionará esta vez?" "Pero nunca me volví a sentir con nadie como con Él." "Mi familia no lo quiere" "Pero yo a Él sí" "Su familia me odia" "Pero Él parece querer seguir a mi lado." "Yo que vos no me confiaría tanto"... y así, un montón de etcéteras.
Sin embargo, la parte de la balanza que terminaba en el piso por tanto peso siempre fue la misma. Porque aprendí que elegir seguir adelante no significa sólo probar y ver cómo salen las cosas; significa volver a tomar coraje a pesar del miedo, y no dejar de confiar en lo que sentís...
... Y yo nunca dejé de elegirte.
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