Con tres grados de sensación térmica, hoy olvidé mi bufanda sobre la cama. Mis manos empezaron a estar frías apenas abrí la puerta para salir, y tuve algo de miedo de que mi tos empeorara cuando me di cuenta de que mi cuello estaba más descubierto de lo habitual.
Sea el momento que sea, siempre encuentro la excusa perfecta para recordarte y ver qué podrías estar haciendo según las circunstancias. Bueno, hoy, mientras esperaba el colectivo y mis piernas tiritaban, fue el momento ideal para hacerlo y ponerme a pensar en vos.
Te recordé abrazándome en días fríos y tuve ganas de que cubrieras mis manos entre las tuyas para que pudieras entibiarlas. Me recordé a mí misma en Bariloche con el cuello polar que me habías prestado para abrigarme el cuello... y se ve que eran tantas las ganas que tenía de estar más abrigada y calentita que, aunque suene obsesivo, hasta esto recordé:
Hasta yo me considero loca por acordarme de esto casi tres años después. De hecho tuve ganas de pinchar el "Me gusta" a lo que me contestaste cuando encontré la publicación.
Perdoname, debo parecer una obsesiva por acordarme de este tipo de cosas, pero es que estos recuerdos y los pequeñísimos detalles que siempre tuviste... la ternura y emoción que me causan son las que me hacen querer seguir recordándote cada vez que no estás conmigo... me hacés sonreír aunque ni siquiera estés al lado... en serio.
Y sí, me maté buscando el comentario, pero de verdad lo hice con toda la ternura y emoción de todas, repito... porque me colgué mirando casi todo lo que nos escribíamos, y todo me hizo sonreír.
Me encanta acordarme de vos, es lo que te mantiene cerca.
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