jueves, 28 de junio de 2012

Tres días habían pasado desde ese día, y no soporté las ganas de demostrar mi arrepentimiento y de pedir perdón de alguna forma.


Recordé circunstancias anteriores y me di cuenta de que esa iglesia sería la que elegiría, la ideal para ir a confesarme.
Ese lugar fue la primera iglesia que visité junto a mi entonces novio. Su primo se casaba y nosotros ese día cumplíamos un año de relación.
Me acuerdo de todo como si lo hubiera pasado hace muy poquito. Recuerdo que ahí pedí por la delicada salud de mi hermana cuando se enfermó, que ahí recé por conseguir aquél trabajo que quería tanto. Siento que ahí adentro pasé acontecimientos muy importantes en mi vida, y no quería que esta pasara de largo... así que el Viernes 22 no aguanté, y fui a la mañana.


Me sentí mal al saber que a esa hora todavía no se hacían confesiones. Pero bueno, no importó. Dejé una rosa, y terminé quedándome igual... no tenía más nada que perder.
Me senté en el mismo lugar donde me había sentado con Él la noche en que su primo se casaba, y al no tenerlo al lado... nunca me sentí más sola. La imagen de aquél momento, de Él agarrándome fuerte la mano, mirándome enamorado... eran cosas que ya no estaban, ya no existían en ese instante.
Fue imposible no largarme en llorar en ese mismo momento. Me encontraba en la misma situación que hacía más de un año atrás, con la garganta doliéndome por tratar de tragarme tanta amargura y angustia. Hacían tres días que ya ni siquiera veía claro por las lágrimas, los ojos dolían, quemaban, mi cara era irreconocible y yo seguía llorando por mi pérdida como si Él se hubiera muerto, como si inexorablemente me lo hayan quitado y no fuera a volver nunca más...


Y definitivamente, ese lugar tiene un significado muy especial para mí... Incluso en casa no me sentí más descargada ni más reconfortada ante tanto llanto y sollozo. Era como si ese lugar, con su grandeza, belleza y silencio, hubiera sido creado pura y exclusivamente para calmar mis miedos y tristezas, como si fuera el único lugar donde podría sentir este tipo de emociones tan fuertes... era una mezcla tremenda de sensaciones encontradas.
Media hora me quede ahí sentada, tal vez un poco más, no me acuerdo.
Salí caminando despacio, ese día no me quedaban demasiadas fuerzas...


Antes de ayer, Martes, volví. Al principio volví a sentarme en el mismo lugar que la última vez, muchísimo más calmada y concentrada. Después de un rato me confesé...


Eso no quita que me siga sintiendo culpable. Todavía lo hago y me sigo sintiendo triste por todas las cosas que le hice. Sin embargo, trato de albergar algo de esperanza y de convencerme de que de todo esto, por más horrible que sea, pueda por fin sacar todo lo bueno de mí, no solo para mí...
Incansablemente, quiero llegar a ser alguien bueno para vos, para siempre.

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