Sabía que llegaría temprano a pesar de haber dado tantas vueltas: fui al banco, chusmeé vidrieras (aproveché y compré unas cosas)... pero el acto de comienzo de clases de mis primitos sería a la una y yo estaba por tomarme el subte a las 11.
El pasillo del subte se disfrutaba en medio de una hora no pico, con un vacío que no daba ganas de levantarse. Luego de pocos minutos de estar sentada, ví que desde la puerta que tenía a mi izquierda entró una pareja que no parecía sobrepasar demasiado mi edad, muy enojada, discutiendo en voz alta.
- ¡Dejá de pedirme perdón, no te perdono ni loca después de lo que me hiciste!
- Pero dejame que te explique, bichito.
La voz tan alta me sorprendió al principio, aunque después me di cuenta de que era sólo una actuación que podía apreciar a menos de un metro de mí.
Ellos discutían porque Ella lo había encontrado a Él con otra mujer en su propia casa. Y mientras Ella hablaba sola de lo enojada que estaba en la otra punta del andén, Él pensaba en voz más alta que hubiera sido mejor idea sacarla a su amante por la ventana, pero que ya había sido tarde.
Un segundo después todo se congeló en mi mente, al principio me sentí expuesta, sorprendida, anonadada:
- A vos no se te hubiera ocurrido salir por la ventana para que no te encuentren con tu amante? - Me preguntó Él.
- Este... nunca había estado en una situación así - contesté casi sin pensarlo y con la garganta trabada, sonriendo tímidamente y en voz baja, muy baja a comparación de la suya.
- Ah, bueno, si querés puedo invitarte a casa, la ventana es grande y podés salir muy fácilmente!
Tragué saliva para hacer más sutiles mis nervios. Sonreí, sin saber qué decir, y antes de que pudiese abrir la boca para pronunciar unas palabras que ni yo sabía cuáles iban a ser, Ella me salvó:
- Hey, y esa?! Quién es?!
Definitivamente no me había salvado. Él la miró con cara de suficiencia:
- Mi otra compañera de aventuras.
Noté que en ese instante algunas miradas que me habían tenido como protagonista ahora reían, y yo notaba con gracia que la piel de mi cara combinaba con el color rojo de la remera de Él. Me escondí entre mis manos...
No pude evitar darles algo cuando terminaron. La mayoría tampoco pudo después de los aplausos.
3 comentarios:
jaja q bueno!, cuando las cosas viene de sorpresa siempre son mejores
bichito me dice mi mama, me hiciste acordar jaja
JAJAJA, me muero! Creo que me moriria de la verguenza mil veces u.u
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