miércoles, 20 de abril de 2011

Se están equivocando de chica.

Primera conclusión: QUÉ ONDA? Desde cuándo me pasan estas cosas a MÍ? El mundo se está volviendo loco, o algo así. Definitivamente.

Caso 1: E
n el kiosko.

Yo - Hola, cómo estás?
Él - Muy bien, vos?
Yo - Bien, gracias. Tenés endendedor?
Él - Sí.

[...]

Él - Por qué tanta bondad?
Yo - Bondad? Por qué bondad?
Él - No sé, las chicas lindas como vos siempre nos tratan mal cuando nos piden algo.

[Momento incómodo de sonrojamiento, risas de "por qué decía eso", etc.]

Él - Tu vuelto, te doy en monedas, te deben servir mucho para el viaje.
Yo - WTF? Ah, bueno, gracias.
Él - De nada linda.

Caso 2: El francés.

Situación en la que levanto los platos principales y ofrezco postre. A esto el francés responde:

- No, gacias. Estoy muy enfegmó...
Yo - Hay que cuidarse.
Él - Sólo necesitó que te acegques a mi oidó y me digas que me quiegues muchó...

[Otro momento incómodo de sonrojamiento]

Caso 3: El de Seguridad.

Cuando al principio me pidió acompañarme a tomar la combi para no volver sola me pareció tierno y acepté; cuando empezó con las invitaciones a cenar y a tomar helado, ya vi sus intenciones y le hice ver sutilmente que no quería nada de cosas relacionadas con citas a solas porque estaba de novia; pero cuando empezó a seguirme a todos lados, a preguntarme cuáles eran mis horarios de salida, y cuáles eran mis horarios de descanso, ya me pareció un pesado. Ya no sé si mentirle o decirle mi horario de salida verdadero para no coincidir con el suyo, ¡pero eso no es lo peor! Esto sí merece ser citado:

Él - Mañana a qué hora salís?
Yo - Eh... a las diez.
Él - Si querés puedo pasarte a buscar.
Yo - A buscarme?!
Él - Sí, yo salgo a las dos de la tarde pero puedo pasar igual por vos, querés?
Yo (pensamiento rápido) - Em, viene a buscarme mi novio.
Él - Uh, qué bajón...
Yo - Bajón, por qué?!
Él - No, porque no cruzaríamos todos!
Yo - Te agradezco, pero no, gracias.

Es un viejo cuarentón, con la pelada a medio vivir, y con una altura que apenas sí sobrepasa mis hombros, ¿Qué podía sospechar? Ahora sólo pienso en que no quiero cruzármelo, y en que quiero que todos los días mi novio pase a buscarme a la salida del trabajo :(.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si me hubiera pasado a mi lo del último caso, no hubiera reaccionado tan amablemente :p por suerte no me pasó. Y lo del primer flaco, se me hace que te metio tremendo chamullo jaja! un beso preciosa.

juli dijo...

te sigo me encanto tu blog te espero