viernes, 10 de enero de 2014

Lo que nunca te digo

Hoy me senté a esperar el colectivo en un lugar donde alguna vez, como tantas otras veces y en tantos otros lugares, me abrazaste y me diste un beso, despidiéndote.
Con la mirada perdida empecé a recordar ese tipo de cosas, sólo lo bueno: nuestros reencuentros después de muchos días sin vernos, las veces que me mirabas de una manera que yo sola creí conocer... era como que tu imagen seguía haciéndose presente en mis pensamientos casi como inconscientemente y, entre la impotencia mezclada con cierta nostalgia, me pregunté: ¿será que en algún momento del día pensará en mí de esa manera?

Y sí, a veces, cuando me leés los pensamientos con la mirada y me sonreís; cuando me hablás con ojos algo anegados de que me querés; cuando me agarrás de la mano y la besás con los ojos cerrados, o cuando de la nada me abrazás como si no fueras a verme nunca más... me es inevitable pensar: "¿me extrañará?"

Más de una vez me pasó que de tanto mirarte tuve que reajustar mis pensamientos y agachar la cabeza para contener tantas preguntas. Estoy llena de preguntas porque es lógico confundirme con tantos dichos y hechos que tanto se contradicen. Es como que una parte de mí que en realidad SÍ sabe las respuestas, y muy bien, pero está aquella otra parte que no, no cree en ESAS respuestas y, claramente, busca otras, muchas veces ya inexistentes.

¿Que si me extrañás? Varias veces me lo dijiste. Entonces, ¿por qué me lo sigo preguntando.......?
Supongo que porque tengo que aceptar que, en realidad, ya no lo hacés de la manera que yo creo, y listo.

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